En Vesteport, recién alquilada la furgonetaPrimero tiramos para Odense por el puente este superchulo
Datos curisosos de Hamburgo: Como buena ciudad portuaria tiene una calle llena de puticlubs, sex-shops, barras americanas etc, y además y pese a que ibamos con mujeres nos debían ver cara de posibles clientes porque estaban todo el rato dando el coñazo. Más cosas: las hamburguesas NO son típicas de hamburgo. Parece una polléz pero una chica de las que venían con nosotros estaba convencida de lo contrario, y si se lo preguntas a un hamburgues puede que piense que eres gilipollas.

Por la tarde como tampoco nos quedaba mucho que hacer por hamburgo tiramos pa Bremen, llegamos justito cuando se estaba poniendo el sol pero hay que reconocer que la plaza esta chula. Nos hicimos la foto de rigor con los trotamúsicos (que tampoco es que sea impresionante) y ala, a Berlín. Las autopistas alemanas tienen la gracia de que estan muy cuidadas y tal, pero tú vas tan feliz con tu fugoneta a tope y de pronto y sin avisar te cortan un carril porque le están asfaltando y el frenazo que hay que dar está gracioso. En berlin encontramos el albergue sin demasiada dificultad. Un buen truco que me enseñaron es para cuando llegas a una ciudad y no tienes ni idea de a donde tirar es parar en los hoteles a pedir un mapita. Nada más llegar al abergue nos encontramos con los otros de la DTU que andaban haciendo un viaje similar pero en tren y esa noche y el día siguiente estuvimos todos juntos en manada (15).

A la mañana siguiente tocó pateo por Berlín que entre lo poco que me acordaba y que ha cambiado bastante la ciudad era como ir por primera vez. Esto de aquí al lado es el museo del holocausto. Por lo que se ve si caminas entre las piedras te da una sensación de agobio, inquietud y desorientación similar a la que tenían que sentir los judios en aquellos tiempos. Si caminas por encima de las piedras todo lo que consigues es que muy amablemente venga el segurata a echarte. Y por supuesto cuando te pregunten de donde eres que no has recibido ningun tipo de educación, siempre Italian. Esta vez pudimos ver tranquilamente todo lo tipico: Puerta de Brandemburgo, la cosa esa que es como una columna que sigo sin saber como se llama, Postdamer Platzs (esto es nuevo!), y en fin esas cosillas.
Y por fín llegamos a la Republica Checa. La verdad es que llegamos de autentica coña porque como suponíamos que la gasolina sería muchísimo más barata que en alemania estiramos el depósito hasta el máximo. Cuando (por fín) llegamos a una gasolinera entendimos porque no hay una nada más cruzar la frontera, y es que la gasolina vale casi lo mismo en un lado que en el otro. En la gasolinera también pudimos volver a disfrutar con la típica hospitalidad checa...
Una vez en Praga otra vez la busqueda de albergue, pero ya con la práctica que llevábamos encima no costo demasiado, solo que esta vez estaba también el plus de tener que cambiar los euros a coronas. Llegué a tener 3 tipos de coronas (che
cas, danesas y suecas) y euros en una misma cartera, el monedero de un hombre de mundo. En Praga comimos un buen cacho de vaca, cosa que no haciamos desde España y luego por fin pudimos comprobar que la otra leyenda sobre Praga sí es cierta: La cerveza es más barata que el agua. Bueno, realmente no se si es más barata que el agua porque mucha no pedimos pero es verdaderamente barata. El cambio está actualmente a unas 27 coronas checas/euro y por supuesto pedimos la de 18 y bien rica que estaba. El primer dia que fuimos al Aida era un antro con 3 viejos borrachos solitarios, pero el jueves que fuimos más pronto estaba ahi toda la juventud de praga. Por último, interesante de Praga (ademas de sus palacios, iglesias etc) queda una discoteca de 5 plantas a la que fuimos el jueves y por lo que se ve es visita obligada para todo viaje fin de curso (menos el nuestro claro) que se precie. Ahi me encontre a una mujer con manguitos y chubasquero bailando sola por el mundo. Por ahora lo más pintoresco que me encontrado nunca...Y ya el viernes tiramos para Berlín de nuevo, aunque yo realmente me quedé con ganas de como mínimo un día más por allí, que la verdad es que la ciudad da más de si que dos dias...A la vuelta además de perdernos y meternos por un puerto en el que estaba nevando y una curiosa sensación de que la furgoneta no se pegaba a la carretera (por supuesto conducía yo) pasamos por Dresden, ciudad que sigo dudando si visitamos en el viaje de fin de curso o no. Yo creía que sí, pero desde luego nada me sonaba lo más mínimo.